En fecha reciente tomó una tan profusa como efímera trascendencia uno de los tantos i
ncendios que se produjo en los bosques del sur, seguramente por su magnitud y más todavía, por el hecho de que impactara directamente sobre zonas dénsamente pobladas. En esta, como en otras ocasiones, quedaron evidenciados no sólo la falta de previsión y medios para enfrentar una situación como esta, sino la imprevisión, tanto de los responsables sociales, como de los propios pobladores sobre los riesgos que significa vivir en una zona boscosa y los cuidados que se deben tomar, con un clima cambiante que en verano se puede volver particularmente ventoso, caluroso y seco.
El fuego dscontrolado en el bosque nativo lo destruye todo
El principal combustible de los incendios forestales es la desidia
Dejemos por un momento de lado el grave problema de educación, ya que tanto este como la mayoría de estos siniestros tiene su origen por causas humanas, fundamentalmente la imprevisión/negligencia/irresponsabilidad que constituye encender fuego en el bosque, en días con condiciones climáticas y ambientales extremas. En este caso se trató de un grupo de niños (de entre 8 y 12 años) que aparentemente estaban "jugando" con fuego, se les escapó y terminó quemando un amplio sector de la "
Comarca Andina del Paralelo 42". El origen de este siniestro en particular quizás sea la peor muestra de lo que grafica una sociedad con falta de compromiso y arraigo y que encia está en manos de un estado completemante ausente en la totalidad de sus ámbitos y poderes, una comunidad completamente extirpada de su hábitat, porque cuesta entender cómo puede ser que un grupo de niños esté "jugando" con fuego en el bosque y más aún con esas condiciones; porque, está bien, se trata de niños que están jugando, pero detrás hay padres, vecinos, docentes, funcionarios, todos o algún responsable que algo mal debe haber hecho como para que se llegue al colmo de esta situación ¿no? y menos mal que ya pasó la época de la pirotecnia (por cierto, inteligentemente prohibida en algunos municipios patagónicos)
De más está decir la enorme inverosimilitud que constituye el hecho de que la policía haya detenido a los menores que iniciaron el fuego, increíble...
Aquí, allá y en todas partes
Y como no podía ser de otra manera, en un día de mucho calor, viento y sequedad, el fuego se propagó de tal manera que se volvió gigantesco e imparable, arrasando con cuanto había a su paso; es prácticamente imposible, en esas condiciones, apagarlo, cualquier intento es en vano; quienes hemos tenido la horrorosa experiencia de haber estado en una situación semejante podemos dar fe de ello, en mi caso intervine en el combate del enorme incendio ocurrido en Monte Comán y General Alvear (Mendoza) en el paso de 2000 a 2001, que duró más de 20 días, se quemaron cientos de miles de hectáreas de bosques de algarrobo y monte; y durante ese tiempo fue imposible apagarlo, a pesar del intenso y extenuante combate, lo único que se logró es contenerlo en algunos lugares estratégicos para evitar que se quemara la Reserva Natural de Ñancuñán y salvar las vidas de los puesteros desperdigados en la planicie de la Travesía mendocina, retirándolos o poniéndolos a resguardo, y luego de arrasar con todo (bosque, campos, alambrados, animales silvestres y domésticos, cultivos, casas, instalaciones, etc.) y... así como pasó ahora también, finalmente la lluvia lo apagó.
En los archivos de algunos diarios todavía quedan noticias de aquellos que para algunos fue la antesala del infierno.
En el caso del incendio en los bosques del sur, el fuego se inició en las afueras de la localidad de Lago Puelo (distante 10 kilómetros del Paruqe Nacional homónimo, el cual no se vio afectado), subió por las escarpadas laderas boscosas del Cerro Currumahuida y bajó del otro lado, extendiéndose en un frente que se fue dividiendo en varios que tomaron distintas direcciones:
- Un frente principal bordeó las laderas del Currumahuida, hasta llegar al Cerro Radal y descender al Valle de El Hoyo, llegando a las afueras de las Localidades de El Hoyo y Las Golondrinas, entre las mismas se desplazó y cruzó la Ruta 40 para empezar a trepar las estribaciones del Cerro Currumahuida.
- Otros frentes menores siguieron dirección hacia el valle bajo del Río Epuyén, rumbo a El Desemboque y Puerto Patriada, sin llegar a afectar áreas pobladas.
Mapa oficial del incendio en Lago Puelo y El Hoyo. Entre su área de inicio y su área más distal, el fuego recorrió más de 30 kilómetros. Los frentes principales quemaron a su paso bosques naturales, implantaciones forestales, infraestructura y bienes inmuebles.
Imposible apagarlo en esas condiciones
Las condiciones del incendio fueron totalmente adversas para intentar su extinción, con baja humedad, temperaturas superiores a 30º, vientos con ráfagas de 80 km/h y una carga de combustible muy alta, las llamaradas fácilmente alcanzaban 50 metros de altura y arrojaban pavesas a varios cientos de metros de distncia, por eso era imposible un ataque directo, ya que en esas condiciones el fuego puede aparecer repentinamente detrás de la linea de combate, volviendo obsoleto el trabajo del personal y poniéndoo en serio peligro.
Las llamas en el bosque pueden alcanzar 150 metros de altura o más y arrojar partículas encendidas por el aire a varios cientos de metros de distancia, tornando imposible el combate directo.
El empleo de medios como aviones y helicópteros suelen ser escasamente efectivos cuando se trata de un incendio tan grande, de todos modos, su accionar es el más demandado por la prensa y erl circo político que se suele armar alrededor de un hecho trascendente como este y en general, dado el costo y la logística que demanda su uso (operatividad de aeropuertos cercanos, abastecimiento rápido de una gran cantidad agua, tiempos de desplazamiento, etc.) se ponen en movimiento cuando el fuego ya está fuera de control. La efectividad suele ser relativa, en la mayoría de los casos es más efectivo un grupo de brigadistas bien equipados y por ende los medios aéreos deberían ser empleados para apoyar a estos y no al revés, como se hace frecuentemente.
En síntesis, en esos incendios tan grandes, los aviones y helicópteros sirven más para hacer buena prensa que para apagar el fuego.
Pero, además de la desidia, cómo se propaga el fuego?
Sencillamente poque tiene mucho y buen combustible y basta que se prenda un fósforo bajo condiciones climáticas extremas para que en pocos minutos se desate la catástrofe. En vastas extensiones de la patagonia desde hace tiempo se está reemplazando la cobertura vegetal por forestaciones artificiales de diferentes variedades de pinos norteamericanos, estas además de detruir el ecosistema, generan condiciones más favorables para los incendios, por la facilidad de combustión de estos árboles y por la actitud irresponsable de los dueños, que no realizan las prácticas de mantenimiento (poda, retiro de residuos forestales, construcción y mantenimiento de picadas cortafuego, etc). Los propietarios de predios con este tipo de implantaciones tampoco poseen medios ni recursos para combatir incendios forestales y derivan esta responsabilidad en el Estado, que como era de esperar, siempre está detrás de las necesidades del gran capital.
Las forestaciones con pinos, además de destruir el medio natural, representan uno de los mayores riesgos de propagación el fuego, sobre todo si no se efectúan las buenas prácticas forestales (medidas preventivas como poda, retiro de combustible y picadas cortafuego), como se ve en la foto (algo poco común).
Al lado de las forestaciones están los campos con fincas y casas, algunos establecimientos turísticos y al lado los pueblos, (también se aprecia en la foto anterior). En muy pocos casos hay madidas protectivas o preventivas: no hay franjas de seguridad, las instalaciones de gas no están enterradas, no hay a mano bocas de agua y tampoco estos propietarios tienen medios para combatir el fuego (agua, sistemas de bombeo y menos algún tipo de conocimiento). Hay mucha gente que ni siquiera tiene asegurados sus bienes contra este tipo de fenómenos, a pesar de la oferta disponible.
Todo el cableado y conecciones son aéreas (en vez de estar enterrados), entonces cuando hay un incendio se corta la luz, el teléfono y todo lo que va por cable; las antenas están en el medio del bosque, por eso con los incendios también se corta la radio, la TV, los celulares y demás medios de transmisión/comunicación.
También hay visitantes desaprensivos
Hay mucha gente que visita los bosques, de los pueblos cercanos o de otras provincias, y se quieren llevar el asado y hacerlo ahí, fumar, acampar y encender su fogata, dirán que es parte del floclore, pero también es desaprensivo y negligente. Encender fuego en el bosque en lugares no autorizados o sin las previsiones suficientes como para poder apagarlo si se escapa, sea bajo la circunstancia que sea, representa una actitud criminal, poco amigable con la protección del medioambiente. También un fogón mal apagado representa peligro y de hecho una gran cantidad de incendios tiene ese origen, aun incluso si se hace en lugares autorizados.
Y cuando se viene el fuego, qué hacemos?
Pues hay que agarrar todo lo que se pueda e irse a un lugar seguro, pero hay que hacerlo con tiempo suficiente. En este incendio se evidenció que a un montón de personas el fuego lo sorprendió a pesar de que el incendio ya llevaba dos dísa declarado; y si bien es difícil decidir que hacer en medio del peligro incierto (si me quedo o me voy), hay algo muy claro: cuando hay un frente cercano primero hay que llevarse lo que se pueda a otro lado y recién después, si se puede, volver a defender lo que quede, máxime si el fenómeno es tan desbordante.
Lamentablemente a algunos el fuego los sorprende cuando ya es tarde y nada se puede hacer
La naturaleza es la principal perjudicada
Una vez que pasan los incendios queda un área desvastada, los bienes y la infraestructura pueden ser recuperados con cierta rapidez, pero el bosque no, en condiciones normales y dependiendo de las características que haya tenido el incendio, tardará varios años en reestablecerse las condiciones naturales. Teniendo en cuenta que en los bosques andino-patagónicos el fuego no es un elemento del ecosistema, la flora y la fauna no presenta adaptaciones a su presencia y las cicatrices de su consecuente devastación han de permanecer por largo tiempo, y ante nuevas condiciones, seguramente se desencadenarán otros procesos que deteriorarán aún más el medio natural y al mismo tiempo contribuirán a impedir su restauración, donde desapareció el bosque los agentes erosivos (agua, viento) acelerarán los procesos de lavado del suelo, generando condiciones propicias para la generación de procesos de remoción en masa (deslizamiento de laderas, inundaciones, etc). Dicho de otro modo, la resiliencia del bosque austral al fuego es muy baja.
Las consecuencias de la destrucción ambiental de los incendios forestales va más allá del mero daño al medio natural y del daño a los bienes de las personas; también se perjudica la producción local, principalmente la actividad turística, que es el motor económico de la región, cuyo principal atractivo que motiva al visitante a arribar a la zona es precisamente el paisaje natural que se ve afectado por los incendios.
Un bosque quemado, además de sus consecuencias ambientales, automáticamente deja de ser un atractivo turístico y su recuperación es extremadamente lenta y costosa
Y la prevención?
Bien gracias, ya se dijo: no hay responsabilidad de propietarios en cuanto a mantener las buenas prácticas forestales para mitigar la carga de combustible de sus predios, no hay medidas de seguridad para proteger los bienes personales, no hay una conciencia de protección del patrimonio natural de todos los argentinos. Si bien hay brigadas en varias localidades de los bosques australes, suelen no ser suficientes, no hay un organismo coordinador, sino que varios entes pore separado tratan de ocuparse del tema y si bien generalmente surge una cabeza que se hace cargo de corrdinar acciones conjuntas, esta se da ya cuando hay eventos descontrolados y de magnitud, faltan sistemas de detección temprana y acción rápida, acciones preventivas y fundamentalmente de control en las zonas de riesgo y menos aún, punitivas para aquellos que ponen en riesgo la seguridad de las personas y el patrimonio (bienes y medio natural).
Y la educación?
Brilla por su ausencia, no hay ningún tipo de instrucción en ninguno de los niveles de la enseñanza pública, no hay cultura forestal en la soiedad y encima con el agravante de tratarse de una población mayormente migrante, no hay verdaero arraigo o apego al medio (menos aún predisposición para conocerlo, comprenderlo y entenderlo) y el Estado (en ninguno de sus niveles) no se ha ocupado de ligar al poblador con su hábitat. Dadas así las cosas, seguramente con una nueva conjunción de los factores críticos que desencadenan este tipo de siniestros, seguramente volverá a suceder.
Es la primera vez que hablamos de los incendios de bosques nativos en este espacio, paro alguna vez tennía que ser, y en esa, como en las demás cuestiones que tratamos acá, únicamente esperamos que la suerte nos acompañe...
