Desde hace unas semanas ocupa la atención del mundo los incendios forestales que están ocurriendo en la región amazónica. Desde hace unos meses también se viene alertando a cerca del drástico incremento en la deforestación de esta zona.
|
En la web se pueden conseguir mapas de la deforestación (izq) y los incendios (der) en tiempo real. El de la izquierda muestra las áreas deforestadas más recientes en tonos rojizos a fucsia. El de la derecha muestra los puntos calientes color verde fluo y las zonas contaminadas por humo de tonos oscuros. En ambos casos, los territorios más afectados son el suroeste de Brasil, el este de Bolivia y en menor medida, el norte de Paraguay. |
Las alertas no son en vano: los bosques tropicales de la cuenca del Río Amazonas proveen una cuarta parte del oxígeno que respira la humanidad. Más de la mitad de esta región está dentro de Brasil, sin embargo el resto está compartida por Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela.
Los bosques tropicales de Sudamérica además se extienden (de norte a sur) por las Guayanas, la Cuenca del Orinoco, las Yungas o nuboselvas montanas (Colombia a Argentina), el Matto Grosso, el Gran Chaco y la Selva Paranaense.
A estos bosques se les ha denominado con justa razón "el pulmón verde del planeta" por ser la mayor masa vegetal del planeta y, como se sabe, las plantas verdes, a través de su proceso de fotosíntesis, generan el oxígeno necesario para que el resto de los seres vivos sobre la faz de la tierra puedan vivir.
Sobre
las causas de los incendios de grandes magnitudes como estos, las
debemos buscar siempre en las de tipo antrópico, tanto en terreno respecto de quién enciende un fósforo como en las decisiones de estado de los territorios involucrados respecto de los modelos de desarrollo en ellos implementados. Sobre este punto en concreto ya nos explayamos bastante en este espacio de expresión.
Quien suscribe, a demás de contar con capacitación en materia de incendios rurales y forestales, ha tenido la posibilidad de estar in situ en los incendios del monte cuyano entre 2000/2004 y de los bosques patagónicos entre 2011/2015, además de tener acceso a información estratégica (de carácter público pero retaceada por los estados) que ha permitido determinar mediante su análisis un mismo hilo conductor en la intencionalidad de estos fenómenos, el cual en este caso vuelve a repetirse.
Quiénes son los responsables?
El capitalismo corporativo globalizado tiene a EEUU, Rusia, China y la Comunidad Europea como las principales sociedades de consumo demandantes de bienes naturales en todo el planteta y consecuentemente sus esquilmadores a gran escala. Estos estados, sus autoridades y los dueños de sus corporaciones son los responsables primarios en la destrucción del planeta, pues además son quienes en el marco de la economía de mercado, fijan el rumbo, ritmo y modalidad en materia de explotación de bienes naturales a nivel mundial.
La responsabilidad específica en la pérdida de los bosques tropicales (secundaria si se quiere, en base a lo anterior, pero indisociable e inexcusable) recae en forma categórica sobre Brasil, ya que su extenso territorio abarca la mayoría de éstos y es el principal deforestador a nivel mundial. Sin embargo, los demás países no se quedan atrás: Bolivia, Colombia, Perú, Argentina y Paraguay (en ese orden) también están entre los países más deforestadores del mundo.
Entre estos países (de economías fuertemente primarizadas) y aquellos (llamados desarrollados) hay un fuerte vínculo, ya que las exportaciones de materias primas baratas van en un sentido y las de tecnología de alto costo en otro, en balanzas casi siempre desiguales. Además, las corporaciones que extraen los bienes naturales masivamente de éstos países, son de aquellos otros.
Si se consideran a todos los bosques (no sólo a los tropicales), Brasil sigue siendo el primero, Bolivia pasa al octavo lugar, Argentina aparece noveno y Paraguay décimo.
Conviene aclarar que la distinción entre los bosques tropicales y el resto de los bosques no es antojadiza: los primeros son los que producen más oxígeno y porque contienen la mayor biodiversidad del planeta, concentrando más de la mitad de especies de seres vivos que hasta el momento han sido registrados por la ciencia.
La
deforestación y los incendios del Amazonas si bien vienen de vieja
data y han mantenido un crecimiento sostenido a lo largo de los años,
actualmente con las estadísticas en permanente crecimiento, tienen una figura casi excluyente como responsable y es el
presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, cuyas decisiones políticas de estado se han
basado precisamente en incentivar la aceleración en el avance desenfrenado de la
frontera extractivista, con medidas concretas que han apuntado a ello, acusando a ambientalistas de "frenar el desarrollo" e incluso discurseando sobre que son los autores materiales de los incendios.
Consecuencias:
Es materia conocida los numerosos problemas que genera la deforestación en el mundo: pérdida de biodiversidad, destrucción de los ecosistemas, pérdida del suelo, erosión, inundaciones, extinción de los pueblos originarios, exodo de la población hacia los cordones marginales de las grandes ciudades, hambrunas, guerras, etc.
Los incendios además de todo esto, generan una gran cantidad de gases de efecto invernadero en un lapso muy corto de tiempo y alteraciones severas en la atmósfera que afectan a la salud de la población y obligan a un mayor consumo de energía en las grandes ciudades, así como también suspender el tráfico aéreo.
También es conocido que las causas de la deforestación son fundamentalmente vinculadas al avance de la frontera extractivista: monocultivos transgénicos con agrotóxicos, ganadería intensiva, extracción megaminera y petrolera, papeleras, grandes represas, expansión de ciudades, etc. Ésta es una segunda etapa de destrucción de los pueblos (luego de la deforestación propiamente dicha que es la primera), ya sea por el envenenamiento masivo de la población que producen las diferentes variantes de esta modalidad extractiva de gran escala o por las desigualdades y el despojo que generan en las poblaciones locales, terminando también en el hambre.
El famoso dicho "pan para hoy, hambre para mañana" si bien es de vieja data, pareciera haber sido instaurado por el modelo extractivista, que (ya sea por derecha o por izquierda) ha dado lugar a "las venas abiertas de América Latina", a cambio de espejitos de colores (como hace 500 años) o ni siquiera eso, según el caso.
Datos concretos:
País
|
Territorio cubierto de bosques en 2015 (FAO)
|
Deforestación
en 2017 (GFW)
|
Deforestación
en
2018 (GFW)
|
Incendios en agosto
2019 (estimativo)
|
Hectáreas
|
%
mundial
|
Hectáreas
|
%
pérdida
|
Hectáreas
|
%
pérdida
|
Hectáreas
|
%
pérdida
|
Brasil
|
493.538.000
|
12,33
|
4.519.833
|
0,92
|
5.866.965
|
1,19
|
4.000.000
|
0,81
|
Bolivia
|
54.764.000
|
1,37
|
463.194
|
0,85
|
617.682
|
1,13
|
417.000
|
0,76
|
Al año 2015 y según estadísticas de la FAO, Brasil tenía más del 12% de los bosques del mundo y Bolivia más del 1%. El año 2016 (que no aparece en el cuadro) fue el de mayor deforestación en el mundo registrado hasta el momento, según GFW, con cifras más altas a las expuestas. Tal parece que el 2019 batirá un nuevo record, ya que tan solo en los incendios de agosto, Brasil y Bolivia perdieron casi lo mismo de bosques que en un año entero de deforestación.
Las estimaciones sobre superficie incendiada fueron tomadas de informes periodísticos en el caso de Bolivia y de cálculos propios en el caso de Brasil, a partir del dato concreto de mas de 74.000 incendios forestales ocurridos en ese país en el último mes.
Más allá de la diferencia de tamaño y población, los dos países presentan un avance de la deforestación similar en cuanto a porcentajes. Al ritmo actual de aceleración de la pérdida de cobertura forestal y de continuar en esta escala de crecimiento, una simple operación aritmética con las cifras expuestas puede darnos una pauta de las estimaciones a las que ya desde distintos ámbitos se han arribado: ambos países podrían perder todos sus bosques dentro de 28 a 30 años.
Qué tienen en común Evo Morales y Jair Bolsonaro?
Que, más allá de los antagonismos discursivos, de los fuertes matices en sus gestualidades democráticas, de sus políticas sociales de corto plazo, etc. ambos en el fondo representan diferentes facetas de un solo sistema: el capitalismo, implementando en sus territorios el modelo extractivista.
El punto es que, mientras algunos fanáticos se sensibilizan por ciertas comparaciones políticas, los bosques siguen ardiendo para satisfacer las necesidades de los imperios a los que todos los gobiernos de los estados neocoloniales (sean del signo que sean) les abren las puertas al saqueo y la depredación. Sea de una u otra manera, el resultado es el mismo: la destrucción lisa y llana de la toda forma de vida.
Consecuentemente, el resultado es el mismo: la pérdida masiva y casi total de los bosques tropicales de Sudamérica y sus consecuencias a mediano y largo plazo, como ser la extinción masiva de especies y la pérdida de fuentes de oxígeno necesario para respirar, a niveles que puede llegar a comprometer la existencia de la humanidad en el futuro, tal como ocurre con la generación de gases de efecto invernadero. En definitiva y más allá de los discursos de barricada, los datos duros están evidenciando que en materia de supervivencia de la especie humana, ambos modelos (llamense populistas o neoliberales), por ser capitalistas y extractivistas, llevan indefectible a la destrucción del planeta.
Está todo perdido? definitivamente no: está en quienes lo habitamos, hacer algo para frenarla, empezando por cambiar, no de caripelas, sino de sistemas económicos y políticos que nos van destruyendo como humanidad, por otros diferentes a los que ya existieron, que tengan a la ecología como agenda de discusión política, que nos aseguren un reparto equitativo de los bienes naturales y el territorio, su uso responsable sin generar envenenamiento de la población ni destrucción del ambiente, y una existencia naturalmente prolongada de la humanidad como especie.