4/6/09

CARTA DE LA MAESTRA CONTAMINADA CON PLOMO EN LA PUNA DE JUJUY

En el país del revés el gobierno de la Provincia de Jujuy cerró una escuelita de un paraje remoto en la puna y cesanteó a sus maestros, porque todos estaban contaminados con plomo, en vez de cerrar la mina que la contaminó y meter presos a sus dueños A pesar de ello una de las maestras encabezó una larga y penosa lucha y logró que los maestros y alumnos recibieran un tratamiento para desintoxicarse del plomo.
Federico Soria.

Hubo novedades en Jujuy. Podríamos hacer una crónica pero las historias contadas en primera persona tienen una densidad especial...
Nilda Bulzomi



Compañeros:

Hubiese querido escribir mucho antes, estar en contacto todo el tiempo, pero aunque no pudo ser así, sentí el afecto, la solidaridad y el cariño de todos ustedes siempre. No puedo creer qué grande se hizo todo esto, y de tan grande explotó y se hizo un gran desparramo que terminó bien. Quiero contarles cómo fue todo: cuando volví a Abrapampa en enero me contacté con las otras dos maestras que también trabajan en zona de gran contaminación, para hacer algo. Hicimos unos cuantos cortes de rutas, empezaron a llover mails, llamados, llevamos notas a todas las autoridades de la provincia porque este tema es de público conocimiento, pero las empresas que explotan las minas le dejan un vuelto grande a la provincia. Nos atendió el secretario del gobernador, nos atendió paradas a nosotras tres y Rosario, de las warmis. Dijo que ya sabía del asunto y en un momento me miró y me preguntó si yo era de otro lugar; le dije que sí, entonces él, con mucha soberbia dijo que yo hacia esto por mi salud, que nada más me importaba. Le contesté que a él no le importaba nada de nada y que íbamos a seguir por nuestras comunidades. A todo esto estando 8 meses en Carahuasi mi plomo había subido a 18 mg en sangre. Seguimos. Nos atendió el padre Olmedo, nos acompañó, me habló de por qué las comunidades no peleaban por sus vidas: están resignadas; dijo. Me mandan a llamar del ministerio de Educación la Sra supervisora, diciéndome que yo no estaba cumpliendo con mi tarea docente y que si me seguía metiendo en el tema de las minas me iban a separar del cargo. Seguimos. Me separaron del cargo y ahí me dejaron sola las otras dos maestras, dijeron que no querían perder el trabajo, cerraron la escuela porque ningún docente quiso ocupar el cargo vacante. Me mandaron a la otra punta, en la zona de santa victoria oeste, Larcas, se llama la comunidad. Sin luz, ni agua, ni teléfono, me debían mi sueldo de enero febrero y aguinaldos. Una mujer de mi comunidad que se llamaba Antonia muere en parto y al tiempo, el bebé, seguimos. Me hice cargo en Larcas y ahí mi salud dijo basta al plomo. Me venia desmayando varias veces al día, tenia hemorragias y una gran anemia, me dolía desde el estomago, toda la espalda, me ahogaba. Me desvanecí en la escuela de larcas a las horas me encontró un baqueano, me llevaron a la Quiaca, y de ahí a Jujuy. Me hicieron dos transfusiones y mandé a llamar a mi familia. Olmedo estuvo conmigo. Nadie más. Y ustedes desde sus lugares, desde sus trincheras. Estuve 1 semana, hasta que me recuperé, volví a La Quiaca, con muchas recomendaciones médicas. Y volví a Carahuasi, sin permiso médico. Los chicos me abrazaron fuerte y dijeron que me vaya, que no vuelva, que ellos no se iban a sanar aunque la mina se cerrara. Ésa era la verdad. Salí por la radio, me volví a descompensar, pero me recuperé enseguida. Estoy en tratamiento, me compre mi propia casita en la quiaca. Además de todos ustedes estuvo el Mocase, Mocafor, Moiv camp de la Quiaca, Oclade y amigos. Me labraron un acta en el ministerio de Educación, me amenazaron con levantar un sumario para no volver a ejercer en ningún lado. Seguimos. Ustedes y yo seguimos y pudimos porque la mina Pan de Azúcar se cerró y aunque la comunidad sigue enferma conseguimos tratamiento. En esta lucha me he encontrado con todos ustedes, a quienes no les conozco el rostro y a los otros a quienes si conozco y siempre supe que no iban a dejarme sola. Y no me dejaron .Y seguimos. Y pudimos. Hubo momentos en que quería dejar, pero estaban ustedes y no podía, y mi gente.

Compañeros, este es el ejemplo de que se puede. No entiendo por qué sin conocerme todos me ayudaron, no entiendo muchas cosas, pero sé que pudimos. Ahora el gobierno de Jujuy se hará cargo de los tratamientos. No sé cuando podré volver a escribirles, me acostumbre a estar sin nada, estoy bien, mi comunidad resiste y la mina cerro. Pudimos.

No me va a alcanzar la vida para decir gracias a mis compañeros de la Biblio y a todos. Sepan que esta lucha me ha hecho crecer y pensar y sentir en carne propia lo que sienten los que no se escuchan ,los que no importan, los que importan menos que lo que deja una empresa minera alemana. Un abrazo compañeros, hermanos, no sé como llamarlos.

Me gusta más compañeros, pero me sale hermanos, y lloro mientras les escribo por que no puedo creer que PUDIMOS. Solo tengo señal los fines de semana. Las luchas no son consecutivas, se superponen, se encadenan, porque al final todos queremos lo mismo: dignidad, libertad y justicia. En nombre de toda mi comunidad y en el mío. GRACIAS.

POCHO VIVE: LA LUCHA SIGUE *

Un abrazo enorme, los quiero mucho.

Natalia
LAMECHA

* Natalia hace referencia a Pocho Lepratti, El Ángel de la bicicleta nombrado en la canción de L. Gieco, homenajeado a diario en la Biblioteca rosarina que lleva su nombre. Allí, en el trabajo de cada uno de sus compañeros, se cobija la lucha de Natalia.

Se agradece difusión. Se necesita más gente como ella. Se impone sumar otras voces. Y hacer Justicia.

Acá encontrarán más detalles de esta increíble historia

No hay comentarios:

Publicar un comentario