29/7/11

SIGNO DE LOS TIEMPOS: LEDESMA SAQUEA, DEPREDA, ENVENENA Y ASESINA

  
  
Argentina 2011: la realidad palpable es la muerte a diario de compatriotas en manos del propio Estado que debería protegernos; y para los que resistimos sobreviviendo, el despojo liso y llano de nuestro patrimonio, nuestra dignidad y nuestras ilusiones, más allá del continuo floreo retórico trucho y las burdas maniobras discursivas distractivas con que intentan ocultar o disfrazar esa realidad que todos padecemos y nos duele profundamente. Y la verdad es que en esencia, nada ha cambiado en nuestro país en los últimos 40 años, la redundancia cíclica de hechos nefastos es determinante, el sistema está irreversiblemente tildado y necesita ser reseteado y modificados sus componentes; por más que algunos falsos iluminados se empecinen en reescribir la historia, los hechos concretos indudablemente nos señalan de manera enfática que, salvando los cambios en el modus operandi de los mandatarios de turno, el genocidio continúa; evidentemente no podría ser de otra manera, es un hecho público y notorio que el gobierno actual sostiene su poder político en exactamente la misma estructura orgánica y personería jurídica de la que surgieron aparatos de exterminio y destrucción masivos, como la Triple A y su horroroso accionar; consecuentemente, la muerte, la impunidad, la corrupción estructural, el saqueo del patrimonio nacional y la devastación del territorio continúan intactos, como signo de los tiempos pasados y presentes en Argentina, de la mano de los mismos íconos partidarios y los mismos paradigmas de la clase dirigente que hace 40 ó 60 años. Hoy las caripelas que vemos desfilar por la pasarela oficial son las exactamente las mismas que las de los años ´90, a pesar de que hayan cambiado sus posiciones en el tablero político y ahora se disfracen circunstancialmente de progres libertarios latinoamericanos, mientras al mismo tiempo por detrás sigan (como entonces) suscribiendo con sangre nueva, la prórroga indefinida del convenio de reciprocidad vigente con el capital del imperilismo y la burguesía nacional, para que cierta clase de estigmas, como el "roba pero hace", continúen enquistados en buena parte del imaginario popular. Los actuales lineamientos políticos de gestión, así como el andamiaje jurídico-legal que lo sostiene, están especialmente diseñados para su concresión y afianzamiento, así como también para derribar todo tipo de obstáculo que se interponga a cualquier medio y costo; por eso, no se puede hablar de cambiar el modelo si primero no cambiamos a quienes lo han diseñado e implementado.
Basta con recordar la desfachatez con la que pregeñaron tanto circo mediático con trapisondas inventadas como la causa de Papal Prensa, por ejemplo, una pieza más en la portentosa colección de bodrios, burradas y banalidades que adornan el escenario público nacional, cuando concretamente lo cierto es que en estos últimos 8 años no movieron ningún pelo de su epidermis por el juicio y encarcelamiento del directorio de Ledesma por crímenes de lesa humanidad y la consecuente estatización de la empresa (de donde incluso hubieran podido producir sin mayor inversión ni contratiempo el supuesto papel para todos), por eso y de manera previsible, pasó lo que pasó. Los "derechos humanos" de este gobierno son una suerte de mascarada para que mediante el festival de la ostentación y la frivolidad de la farándula política, se continúe de manera sistemática con la matriz económica que beneficia de manera cada vez más exacerbada a los grandes grupos concentrados (que son los mismos de siempre), en detrimento puro y exclusivo de los intereses del colectivo social, como fue ayer y como es hoy, ni más ni menos; y como pretenden de manera denodada que siga siendo, carnicería mediante.
Ledesma y su posicionamieto cada vez más ascendente en la élite de proveedores exclusivos de una importante variedad de insumos básicos, necesarios para la vida de las personas y la sociedad, así como el uso de dicha construcción de poder económico como vehículo de coherción, cooptación de voluntades y silenciación de voces disidentes; es un claro reflejo del proceso de deterioro institucional que ha llevado a una situación de virtual "democracia artificial" o cuasi-ficticia en Argentina. Incluso no hace mucho, el propio gobierno nacional celebró y homenajeó la expansión de este latifundio feudal, como brazo operativo del proyecto de país que intenta imponer y llevar adelante. La presencia de los representante de la Casa Rosada en las recientes inauguraciones de las ampliaciones de este imparable pulpo capitalista y sus discursos pomposos plagados de reverencias y loas, así como sus consecuentes retribuciones por parte de los involucrados, son apenas una demostración fáctica y empírica de este contubernio, contrariando la andanada hipócrita que permanentemente bombardea la psiquis del común de los laburantes. La enorme cantidad de decisiones adoptadas por el poder central con el objetivo de acentuar el marco de impunidad y corrupción vigentes y el sistemático menosprecio y combate hacia los espacios populares de expresión independientes (como pueden ser las asambleas ciudadanas autoconvocadas), con lineamientos claramente trazados e implementados de represión y criminalización de la protesta social, inevitablemente están comenzando a plantear la posibilidad de que de una buena vez nos desliguemos de las ataduras y los preconceptos ideológicos apócrifos impuestos por la corporación político-empresaria gobernante y nos decidamos a que ocurra el cambio que tanto necesitamos en Argentina. Depende exclusivamente de nosotros como canalizarlo y marcarles la cancha a los nuevos que vengan para aprovechar dichas transformaciones en beneficio de nuestras luchas.

El boicot a la compra de sus productos (azúcar, glucosa, fructosa, naranjas, mandarinas, pomelos, limones, mangos, paltas, jugos frutales, aceites escenciales, cereales, carne vacuna y porcina, alcohol, etanol, almidón, harinas y jarabes de maíz, pasta celulosa, papel, cartón, cuadernos y repuestos escolares, insumos para libros, folletería, etiquetas, envases, industria gráfica, boicombustibles, petróleo, gas y electricidad) sería la reacción automática y lógica de la sociedad ante los hechos recientes; sin lugar a dudas representa una expresión simbólica de repudio por su presente y su historia que merece el apoyo de todos; sin embargo resultaría difícil (aún en caso de ser exitoso) que éste haga mella en los números de la corporación, dadas sus dimensiones y la magnitud de sus mercados en el mundo, si no vende en el país se verá automáticamente beneficiada, podrá exigir el aumento de los cupos de exportación (que siempre están atados a la satisfacción previa de la demanda interna) y así obtendrá una mayor ganancia facturando afuera en moneda extranjera. El boicot también debe ser en las urnas contra sus socios políticos, sacarlos y marcarles la cancha a los que vengan, porque al igual que en casos como el saqueo megaminero, la culpa es del chancho, pero más aún del que le abre la puerta y le da de comer. Otro boicot más efectivo aún sería exigir juicio y castigo por crímenes de lesa humanidad, dados sus antecedentes y teniendo en cuenta el contexto actual, bajo el cual no se concibe que aún ello no haya sucedido. Y más aún, la estatización de la empresa sería un golpe de mayor efecto y viabilidad, teniendo en cuenta que se gasta tanta plata pública en cuestiones superfluas, además implicaría conservar los puestos de trabajo que las medidas anteriores podrían vulnerar.

De izquierda a derecha: Cristina Fernández, presidente de los argentinos; Federico Nicholson, miembro del directorio de Ledesma encargado del lobby empresario, al mismo tiempo es desde hace poco vicepresidente de la Unión Industrial Argentina; Pedro Blaquier, presidente de Ledesma desde el año 1970; Julio Devido, Ministro de Planificasión Federal. Una relación mutuamente estrecha y fructífera que evidentemente ahora se pondrá a prueba.
 

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