17/6/09

ECONOMIA CASERA

Mmmm... un país donde la mejor inversión es tener verdes debajo del colchón es un "viva la pepa" ¿no? -pregunta Doña Tota a sus vecinas (que cotorrean verdades inmorales de cara a las próximas elecciones), en la verdulería, mientras le pide al verdulero que le fíe la compra del día, porque ya estamos llegando a fin de mes, vio? y la magra jubilación del marido no le alcanza para afrontar los gastos de la canasta básica, ni la pensión por invalidez de la nuera, ni tampoco el plan trabajar del hijo desocupado, ni los bolsones de arroz con gorgojos o leche "corta vida" que ratonean los nietos a los punteros políticos que merodean el barrio (ni siquiera para los 14 diarios que le demanda a una familia comer, sugún el INDEK que nos cuida de la verdad, che y eso que el ANSÉS ahora está repodrido en guita...!)
Pero Doña Tota, experta diplomada como ninguna en los malabares de la economía casera, no está demasiado desatinada, sencillamente ha empleado el sentido común para tratar de explicar una verdad fáctica, utilizando el más básico razonamiento que puede emplear cualquier bípedo para llegar a una conclusión contundente: hoy día, en plena "crisis" del capitalismo, la mejor inversión (para el privilegiado que en este país pueda darse el lujo de ahorrar algo de dinero) es comprar billetes de la moneda norteamericana y guardarlos inmovilizados el tiempo que sea.
En el 2do. semestre del año 2008, el dólar subió 13,4% (de $ 3,05 a $ 3,46) y fue mejor negocio que un plazo fijo. En lo que va de este 1er. semestre de 2009, el dólar ya aumentó 9,3% (de $ 3,46 a $ 3,80), lo que equivale a una tasa efectiva anual de 21,3%. Hasta la más optimista postura prevé que el peso siga devaluándose, sin embargo desde el gobierno lo desmienten.
A ver, en la Argentina, reino del revés y el despropósito, también habría que invertir los refranes: "Haz lo que yo hago pero no lo que yo digo"
En uno de sus discursos proselitistas, el ex-presidente en funciones dijo: Nunca estuvo la Argentina tan seria y solvente”, por lo que “no va a haber devaluación” después de las elecciones del 28 de junio. Estas declaraciones se complementan con otras que emitió en una entrevista la semana pasada: “Estaríamos locos si devaluamos después de las elecciones”. Pero también podemos rescatar de esa entrevista una frase que sintetiza la realidad política y socioeconómica de estos días: “No me midan por lo que digo si no por lo que hago”.
Pues bien, si nos guiamos por esos dichos, entenderemos con más certeza porqué en este país el mejor negocio es salir rápido a comprar plata extranjera, cuando tenemos una mínima pauta de que nuestro dinero puede permanecer cierto tiempo en el bolsillo.

Como siempre, el discurso oficial está reñido con la realidad:

El gobierno dice que no va a devaluar el peso, pero sin embargo lo viene haciendo de a poco, pero de una manera sostenida, a tal punto que tener dólares debajo del colchón ha sido la mejor y más segura inversión, al menos desde hace un año y medio; eso es así y está reconocido por todos los economistas, independientemente de su extracción. Así también puede desprenderse de la estrepitosa suba en demanda que hay por las cajas de seguridad, las que en pocos meses han cuadruplicado sus costos, para qué querrá lagente tantas cajas fuertes, si no es para otra cosa que para guardar billetes?
La incertidumbre más grande para el ciudadano común que tiene agún ahorrito es saber si en el corto plazo habrá una corrida, como las que ya hubieron en reiteradas oportunidades en la endeble y tambaleante economía argentina, y en tal caso tener una idea de qué hacer para que el esfuerzo de años no se pulverice en pocos días.
Veamos, hoy por hoy nos dicen que todos los bancos en conjunto tienen atesorada más guita que la que hay en las reservas del central destinadas a controlar los vaivenes de la divisa norteamericana; o sea que, en teoría, si los depositantes quieren fugarse al dólar (como de hecho lo están haciendo, aunque a cuentagotas), van a poder vaciar sus cuentas sin demasiadas dificultades, pero es muy probable que la oferta oficial de billetes verdes no pueda atender a la demanda, si esta se inflara demasiado.
Es una cuestión lógica, el dolar sube, las tasas de interés están deprimidas a la mitad que hace 6 meses (más que nunca!), uno hace cuentas con las pocas moneditas que tiene y las pocas expectativas que ofrece un ambiente tan enrarecido, en fin... No hace falta ser un erudito analista de la economía ni un alarmista/pesimista para darse cuenta a qué nos están exponiendo, y sobre todo, para determinar que esconde un discurso oficial sin el más mínimo plafond que lo sustente, más aún a pocos días de las elecciones.

Federico Soria

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