13/6/14

DÍA DEL AMBIENTE: ALGUNAS REFLEXIONES



Furilofche, Wallmapu, a 19 días del Wüñoy Txipantu Nº 12.481

El orden numérico y la unificación de los calendarios constituyen algunos de los tantos inventos urdidos y perfeccionados por el sistema, e impuestos a escala global para mantener inflada la burbuja de la mátrix.
La globalidad u orden mundial se da de bruces con el espontaneísmo y la libertad de conciencia. La "evolución" de la humanidad a lo largo de su historia, evidentemente no ha estado librada al azar ni ha sido producto del libre albedrío de las personas, especialmente en los últimos tiempos, en donde se ha hecho más evidente y visceral la puja por el poder de dominación y el control social.

Que el "árbol" de problemas que enfrentamos en la vida, no nos impida ver los bosques que se pierden dia a día, porque sino un día ya no habrá bosques y consecuentemente no habra vida... (foto: sustentator.com)
El espontaneísmo y el libre albedrío, como factores otrora determinantes en la evolución del hombre, han permitido desde tiempos inmemorables el surgiminento de la diversidad dentro de la especie humana, la misma diversidad de la naturaleza que ha ido forjando una diversidad de modos de vida, saberes y formas de pensamiento, que se han manifestado en infinidad de culturas y pueblos originarios en todo el mundo; esa diversidad tiene implícita el sello de la autogestión comunitaria y la autodeterminación de los pueblos.
En cambio, la globalidad o "el modelo" es consecuencia directa de la estandarización de la conducta y el condicionamiento direccionado del pensamiento, consistente en la imposición de estigmas, así como normas y pautas culturales; condicionantes diseñados e implementados a la medida de quienes manejan los hilos del poder en todos los estamentos de la vida y la sociedad, con el objetivo específico de imponer y mantener el control social, automatizando de manera forzada el comportamiento de las personas y encapsulando su forma de pensar.
Todo este verdadero cerco socio-cultural tiene como pretexto la "racionalidad", aunque paradojalmente, para ello se recurra a la violencia, la intimidación o la paranoia para, precisamente, alinear y alienar a las personas, aniquilando aquellos indicios de autogestión comunitaria y de autodeterminación de los pueblos, que curiosamente, son etiquetados como conductas transgresoras, porque tienen la "imperdonable e impertinente osadía" de trasponer la membrana de la burbuja de la mátrix y poner de manifiesto que del otro lado hay un universo a nuestra disposición.
Normalmente tiende a asociarse globalidad y racionalidad con mejora en la calidad de vida de las personas, sin embargo las crecientes desigualdades sociales y económicas existentes en todo el mundo son prueba inequívoca de que ello no es así. Es un hecho público y notorio que los beneficios del progreso y el confort no han sido distribuidos de manera equitativa; ello no ha sido casual ni fortuito, sino que ha sido deliberadamente impuesto de esa manera.
Así es como estas cuestiones de privilegio pretenden ser férreamente consolidadas y profundizadas para sostener el "orden mundial" a la medida de sus artífices y controladores, mediante el empleo de diferentes formas de dominación (física, psíquica, intelectual, cívica, moral y espiritual) y exprimiendo todos los bienes comunes del planeta para satisfacer sus ambiciones personales "en aras del progreso", independientemente de si los pueblos estén o no de acuerdo.

Brasil 2014: mundial, invisibilización, transculturación, lo viejo, lo nuevo, sustratos culturales, los cercos, los muros, la matrix: todo en una foto (frase de Esugenia Segura; foto: terra.com)
"Todos los días debería ser el día del ambiente"
Bajo este contexto, todos los días deberían ser el día del ambiente y también de su defensa irrestricta y de su libre goce y disfrute; así como también todos los días deberían ser el día de la memoria, la verdad y la justicia (las populares, no las manipuladas por intereses corporativos del poder político y/o económico); el de la reivindicación de los derechos humanos y las luchas sociales, así como sus logros y conquistas; el de los pueblos originarios y el reconocimiento a sus naciones preexistentes y sus culturas ancestrales; el de la defensa del territorio, así como el derecho y garantía a su libre acceso para todas las personas; el del aire puro, el agua pura, la tierra y sus semillas y frutos.
Todos los días debería ser el día del rechazo a la megaminería hidrotóxica, al fracking, a la energía nuclear y demás energías sucias, a la carrera armamentística de estados y naciones, a los monocultivos transgénicos con agrotóxicos, a la imposición de los alimentos genéticamente modificados, a la deforestación y a cualquier otra forma de mercantilización, apropiación, saqueo y devastación de los bienes comunes.
Todos los días deberían ser el día del veto a la generación continua de necesidades superfluas y la vorágine consumista; a la obsolescencia programada y la concecuente cultura del descarte; a la imposición de modelos y modos de vida hechos a la medida del capital; a toda forma de usura y la especulación; y a cualquier otra acción o herramienta que condicione el pensamiento y la libertad de decidir dónde y cómo quiere vivir cada uno.
Todos los días deberían ser el día del repudio a la cooptación de conciencias; a las prácticas políticas de dominación social, como el clientelismo y el asistencialismo; a la censura, la represión, la muerte; a cualquier tipo de intimidación o violencia (física y/o retórica) impuesta desde los estamentos del poder (estados, empresas, corporaciones); y a cualquier otra forma de menospreciar, acallar o amedrentar la protesta social y el derecho a una vida digna.
Todos los días deberían ser el día de las utopías, de los sueños, del arte, de la empatía y de la vida; porque todos los días soñamos, creamos, sentimos y vivimos.
Que tengan un feliz día, en este y todos los días... 

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