1/4/09

GUERRA GAUCHA, LA TERCERA POSICIÓN

Es muy difícil reconocer un matiz en las reacciones de los bandos en pugna en este conflicto entre el gobierno y el campo. El proceso “estímulo-respuesta” es prácticamente simétrico en ambos casos, es igualmente vergonzosa la imagen de la patota de D’Elía y Moreno irrumpiendo en la Plaza de Mayo y las señoras de profusa papada que previamente salieron a hacer ruido con los recipientes para enfriar champaña.

Lamentablemente asistimos a un proceso de repetición sistemática de la historia en Argentina y ciertamente el mismo no es casual, hay un trasfondo que sigue estando presente y que cada vez está más enquistado en la actitud irreverente de las personas a quienes les ha tocado ser responsables de nuestra sociedad. Ejemplos de estos sobran, pululan como enjambre a nuestro alrededor, aparecen por todos lados como hongos después de la lluvia.

Qué diferencia hay entre el Banco Patricios o el Banco Mendoza de Moneta y el Banco Patagonia o el Banco Macro del clan K? A ver: yo no quiero caer en el simplismo pragmático de comparar los monstruos del menemato con el entorno K, pero hay ademanes por demás elocuentes que revelan a todas luces una similitud pavorosa entre las actitudes de ambos. Yo cobro mi sueldo en el Patagonia (como antes lo cobraba en el Mendoza) y cada principio de mes voy a la ventanilla a sacar todo mi dinero, porque como dice el dicho “el que se quema con leche ve una vaca y llora”, o directamente no quiere nunca más ver una vaca por más que le enrostren un tierno y jugoso asado de tira para tentarlo. Ahora bien, si trabajo en el Estado, porqué no cobro en el Nación? ¿Cuál es entuerto? Si hacemos la ecuación de que somos miles y miles de empleados públicos nacionales y las comisiones del Estado son muy jugosas para con estos personajes, no podemos tener otra imagen que la del despojo de parte del gobierno. Y con el agravante de que tenemos herramientas eficientes dentro del Estado para realizar estas tareas sin necesidad de acudir a terceros, por qué tenemos que estar abonando estas prebendas compulsivas a los usureros del pueblo con la venia absoluta de nuestros representantes? Seguramente porque ahora deben ser las mismas personas...
Qué diferencia hay entre los incendios del sur de María Julia y los incendios del Delta de la Picolotti ? Al igual que en el ejemplo anterior, no vamos a comparar la persona de Alzogaray con Picolotti, solo me remito a las similares consecuencias del negligente accionar de ambas, porque para peor María Julia salió a apagarlos a los tres días y la Picolotti se tomó casi un mes sabático antes de actuar; y porque para más peor, María Julia provenía de la lacra más ortodoxa de la alta sociedad porteña y la Picolotti de los movimientos ambientalistas del interior. Entonces me pregunto qué oportunidad de creer nos queda, si el aporte de intelecto se nos vuelve en contra y para colmo con una soliviantada dosis de asco, como escupida al cielo? Cómo hacemos entonces para esbozar un cambio desde adentro si el mismo cerco político oficialista te chupa y no te da chances, al contrario te va corroyendo de a poco a medida que te vas involucrando en él, pareciera ser que las opciones son “o te revelás o te consumís” como dice una banda de rock en el estribillo de una de sus canciones (El Señor-La Vela Puerca).

Y si nos sorprenden estos nuevos personajes, qué nos queda para los que se reciclan? Como el clan Vila-Manzano-Dromi-Bauzá (por citar sólo uno de los tantos burdos ejemplos que nos pone a disposición el muestrario político actual), que ahora van a recibir la concesión de siete áreas petroleras de Mendoza, a pesar de que en las licitaciones estaba expresamente establecido que no se le podían dar más de cinco a un mismo oferente. Sin embargo ahí están vivitos y coleando, ahora van a ser aspirantes a ocupar el trono en el imperio del oro negro, gracias a quien? A mi o a vos seguro que no!

Con este problema de la soja el gobierno se está mordiendo la cola, por que otorgó facilidades al por mayor en desmedro del resto del campo y a sabiendas de que en algún momento se le iba a volver en contra y de que lenta pero paulatinamente nos estamos haciendo cada vez más sojero dependientes, con las consecuencias que ello implica, no sólo de tener una economía poco diversificada (y por ende frágil), sino también la consabida destrucción ambiental, social y cultural que ese fenómeno está dejando.

En un primer momento la gente común no podía dejar de sorprenderse gratamente cuando este gobierno comenzó su gestión esbozando cierto interés por algunos temas en los cuales la sociedad llevaba años esperando respuestas (derechos humanos por ejemplo), pero yo no voy a ser tan ingenuo para creer que eso es una puerta abierta o un esbozo embrionario a procesos metamórficos en cuestiones no menos importantes pero más de fondo, como puede ser la redistribución de la riqueza. Coincido en la apreciación de que no hay que aguardar favores paternalistas del gobierno, dádivas o lo que sea (por favor, no pido que me den nada, sólo dejen de despojarnos), sobre todo porque ya sabemos que el paternalismo del Estado actualmente está orientado hacia otro lado, como ser empresas de transporte, concesiones viales, servicios públicos privatizados, bancos, pesca, minería... y también hacia los nuevos testaferros beneficiarios de asistencia financiera oficial (Cristóbal López, Lázaro Báez, Osvaldo Sanfelice, Pablo Grasso, Enrique Eskenazi, Rudy Ulloa, etc). O acaso también vamos a ser tan ingenuos de creernos de que sin esa inyección de dinero por parte del Estado hacia ese tipo de empresarios el país va a dejar de funcionar, ¡si hace 60 años funcionaba sin esa gente!¡si otros ahora también funcionan así! ¡y mucho mejor que el nuestro!
Vaya el ejemplo de la minería, por que es el que ilustra con mayor claridad la enajenación y el saqueo, incluyendo la destrucción ambiental, mantenido y exacerbado por este gobierno, y digo exacerbado, por que si bien la desregulación minera y sus beneficios impositivos vienen de antes, ha sido este gobierno (y no otro) el que liberó totalmente la fuga de las exorbitantes ganancias de estos señores; cuantos problemas podríamos solucionar si tan sólo dispusiéramos de la renta financiera de esos 4 mil millones de U$S que todos los años embolsan y se llevan por la extracción de un recurso que es de todos y que no nos deja nada. Y ni hablemos si les cobráramos a los mineros retenciones (por qué no las mismas que a los sojeros, si ganan mucho más?) o cualquiera de los otros impuestos que el común de los mortales debemos abonar y ellos no, o que al menos contribuyan con el 1% de la renta financiera del país, o que al menos tomen el 1% de la masa laboral, o que al menos recompongan algo del pasivo ambiental y socioeconómico que producen y dejan tras su marcha. Está bien claro quién es el responsable de que esta situación continúe y se exacerbe. Es inimaginable pensar que esta continuidad es gratuita, por eso y por muchas cosas más (ENARSA, LAFSA, GASNOA, Skanskagate, contratos petroleros, tren bala, superpoderes, etc, etc) creo fervientemente que la “gestualidad popular y democrática del gobierno es pura fachada” para ocultar otros oscuros intereses ajenos a los del colectivo social. La tan mentada “transversalidad” resultó ser una fenomenal mascarada. Sus incongruencias discursivas son severas y no son azarosas, acá no es cuestión de creer o no creer en esa gestualidad, es más bien algo puramente empírico de verdad fáctica, o sea “a los hechos concretos me remito” o dicho de otro modo, la cruel realidad me está demostrando como son las cosas.

No voy a entregarme a una pasiva actitud de resignación, cuando soy puramente conciente que nos están minando el camino a una vida digna, mintiéndonos y robándonos, no sólo nuestro patrimonio y el de nuestros hijos, sino también la esperanza, las ganas de construir un futuro y el amor por esta tierra, sin siquiera movérseles un pelo, tan desvergonzada y descaradamente. Tienen los recursos económicos y humanos para hacer bien las cosas, les hemos prestado desinteresadamente nuestro intelecto, tienen todas las herramientas a su disposición, y nada, hace 5 años que siguen en la misma. No nos pueden condenar eternamente a optar por el “menos peor de los males” No puedo permitir semejante ultraje a la dignidad y autoestima de las personas, así nunca vamos a salir adelante. Es una actitud por demás minimalista que yo, como bípedo pensante dotado de raciocinio y sentido común, no puedo ni debo aceptar.

Lic. Federico Soria

Artículo publicado en Puerta E Colectivo de Noticias el 20/05/2008

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