15/11/12

8N: ENTRE LA PARANOIA DESESTABILIZADORA Y LA PROTESTA SOCIAL GENUINA


Una vez pasada la movilización del 8N, me pareció pertinente hacer algunas apreciaciones, empezando con aclarar que yo no fui y aún mi postura sigue siendo indecisa con respecto a concurrir a una marcha similar, en el hipotético caso de que vuelva a haber una así. Aclaro también que una gran cantidad de amigos míos fueron y otros tantos se plegaron a las consignas del "yo no voy"; tal vez la proporción entre unos y otros son más o menos las mismas.

Una cantidad no menor de compañeros de lucha estuvieron presentes en el 8N, visibilizando nuestros reclamos en diferentes puntos del país, ello a pesar de algunas consignas desmovilizadoras y sectarias que anduvieron circulando por ahí... Los conglomerados mediáticos oligopólicos y del gobierno minimizaron la presencia de estos reclamos genuinos que formaron parte de la gran movilización, por eso, como en este espacio de expresión no se suscribe tal actitud, estas fotos constituyen lo medular del presente posteo y vaya un especial y sincero repudio a quienes nos ningunean, intentan denostar la protesta social o la utilizan mediáticamente para fines ajenos al interés general de la población.

La convocatoria

Fue una movilización espontánea o hubieron intereses corporativos o sectoriales específicos detrás? Mi apreciación es que la idea original fue independiente, en relación a la pertenencia de donde la misma surgió: muchos periodistas, incluso oficialistas, destacaron el papel de las redes sociales en la propuesta, medios de comunicación más masivos incluso que los grandes medios corporativos y desde ya, abiertamente participativos, cuyo desenvolvimiento escapa, obviamente a cualquier tipo de control y/o monitoreo que pueda ejercer cualquiera de los grandes grupos político-empresariales que operan en la argentina actual, incluido el gobierno, esto al menos bajo las condiciones actuales en que se preta el servicio de internet en Argentina. Estos grupos concentrados político-empresariales evidentemente son muy poderosos y han demostrado tener una gran capacidad para cooptar conciencias y mentener en el tiempo a importantes sectores de la población cautivos de sus designios, pero inobjetablemente no cuentan con el poder absoluto: cada uno de estos grupos, y en especial el gobierno, tiene la principal falencia de desatender e incluso ningunear a amplias franjas del espectro social, lo de las consignas "para todos y todas" es un cliché de moda que no tiene asidero empírico más allá de la retórica, la masividad de la movilización del 8N es apenas un botón de muestra de ello.
Volviendo a la pregunta inical, mi apreciación es que la convocatoria surgió espontáneamente desde sectores autoconvocados apolíticos ajenos a los hilos del poder, donde jugó un papel extremadamente importante la comunicación vía web, convocatoria a la que se plegaron después otros sectores de los más diversos, algunos de los cuales erróneamente han sido identificados como organizadores o mentores, tal como han pretendido hecernos creer (infundadamente, claro está) principalmente la generalidad de los sectores afines al gobierno. Organizar no es lo mismo que plegarse y/o adosarse a modo de abrojo, como lo hicieron algunos políticos de la oposición pensando que con ello lograrían algún protagonismo o canalizar para ellos el descontento social, craso error de su pate, porque también son claros destinatarios del descontento social reinante. Lamentablemente ha habido bastante animosidad en focalizar la presencia de sectores reaccionarios (que los hubo en verdad, pero que sólo fueron una minoría absoluta que representaba a una minoría más absoluta aún y con los cuales no estaba identificado la gran mayoría que fue), en vez de hacer un paneo general de la diversidad de expresiones presentes. Lamentablemente también muchos otros sectores independientes se hicieron eco de esta estereotipación infundada, empleándola como pretexto para lanzar comunicados y consignas por demás desmovilizadoras y sectarias.
Cualquier estratega político, hasta el más iniciado, sabe perfectamente que los grupos reaccionarios sólo tienen visibilidad cuando cuentan con aire y pantalla gratis que desparramen sus imágenes y consignas; y por propiedad transitiva a esos grupúsculos fácilmente se los fagocita el aislacionismo y el ninguneo (estrategias que se emplean de manera muy injusta para contrarrestar reclamos sociales genuinos y no para hacer desaparecer del imaginario social a este tipo de expresiones no deseadas). Es cierto que los grupos reaccionarios están en la picota del debate político, por encima de temas de coyuntura, y hasta hay gente que paranoiquea al considerarlos una amenaza concreta para el poder de turno, evidentemente no es porque esos grupos tiene convocatoria o consigans libertarias: es, ni más ni menos porque en estos casi 30 años de democracia (incluidos los 10 de mandato K), ningún gobernante ha sido capaz de consolidar los valores de este sistema de gobierno en Argentina, obviamente que la matriz vigente de corrupción e impunidad dentro de la casta política argentina es un catalizador fenomenal para esto y para quien está en el poder es mucho más pragmático tener un adversario político que se visibilice como irracional o extemporáneo que tener en frente expresiones democráticas genuinas.
 
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La agitación de fantasmas y teorías conspiracionistas de manera infundada, evidenció el ninguneo y la negación de los reclamos genuinos. Evidentemente no hay peor ciego que el que no quiere ver; por desgracia, a los destinatarios de la protesta social eso parece no preocuparles demasiado...


La movilización

Quienes fueron? es una pregunta compleja de responder sin nuevamente terminar en las estereotipaciones apócrifas con que el poder político-empresarial pretende encasillar a los ciudadanos independientes. Genéricamente podemos decir que fue "la gente" y la caracterización particular merece un desgloce más complejo que no alcanzaría a definirse en un sólo posteo, pero claro, hay encasillamientos a los que el facilismo intelectual suele derivar: derecha? centro-derecha? cómo saberlo? con qué criterio? desde qué posicionamiento? y respondiendo a qué intereses? y hete aquí otra vez la trampa dialectica urdida principalmente desde la usina discursiva del poder oficial: En los últimos tiempos hemos escuchado cada vez con más insistencia encasillar como "de derecha" exclusivamente a todo aquel que no pense igual que el gobierno nacional... como si acaso éste fuera de izquierda o estuviera conformado exclusivamente por una casta proletaria impoluta.
En este espacio de expresión ya hemos expuesto con anterioridad sobrados argumentos fácticos para demostrar que no es así, menos aún cuando en su estructura mantiene y visibiliza reconocidas figuras que hasta dentro de su propio seno identifican con la derecha, e incluso en todas las elecciones ha puesto caripelas de esa extracción en sitiales destacados dentro de las listas-sábanas (esto de acuerdo al criterio de estereotipación que emplea el la Casa Rosada para definir tal posicionamiento político).
El no saber, o más bien no querer (porque nadie puede creer que en las esferas del poder no seapan) hacer un paneo serio y concienzudo de la diversidad de expresiones vistas en esa muchedumbre, es porque realmente no le interesa la diversidad, principalmente si se es proclive a hegemonizar el poder. Es parte del ninguneo y el desprecio hacia las expresiones populares genuinas y la apertura del sistema hacia una vida democrática participativa, que también, por cierto, se reclamó.
Clases altas? medias? bajas? Tampoco el encasillamiento clasista puede aplicarse como regla general sin caer en una estereotipación maniquea e infundada: protestaron desde los barrios porteños de alta alcurnia hasta, por ejemplo, los pueblos originarios de Formosa... y por supuesto, otra vez aquí presente, el término diversidad, para definir el espectro social intermedio entre estos dos ejemplos, del cual se pudo apreciar variado tipo de expresiones y presencias.
Hubo choripán, gaseosas y/o cualquier otro tipo de erogación o dádiva prebendaria para que la gente concurriera? verdaderamente, no, sólo un auto-convencimiento importante en esa gente de que las cosas no están bien y de ahí el poder movilizador de la propuesta. Seguramente la inteligencia del estado habra en sentido inverso, puesto en marcha algún tipo de cooptación sistemática de conciencia, inducida o forzada como lo suele hacer en tiempos electorales, para que algún sector no participara, más allá de los disuasivos spots que bombardearon el éter y la nube durante los días previos, pero al menos en este caso, el hartazgo pudo más... 

Los reclamos


Cuál fue el motivo de la movilización: está claro que fue contra el gobierno en general y en particular, algunos aspectos negativos de la gestión, sin haber un convocante ni consigna clara, cada uno tenía la libertad de llevar el reclamo que quisiera y la convocatoria inicial fue, como ya se dijo, espontánea a través de las redes sociales; que después las hayan avalado o fogoneado otros sectores, es otro tema que no hace ni desmerece a la escencia de los reclamos, pero está claro también que la protesta fue contra la "oposición", que no aporta ninguna solución alternativa. No corresponde a los manifestantes formular planes de gestión gubernamental, porque esa es una tarea que la propia Constitución Nacional asigna a los políticos, para eso están facultados, para eso poseen herramientas y una estructura descomunal en recursos económicos y humanos a su entera disposición; y por sobre todo, para eso cobran fortunas, no para otra cosa; y eso, en definitiva, también fue parte del reclamo.
Si hay algo que aprendí en estos años de cleptocracia, es precisamente a formar mi opinión en base a mis convicciones y no a hacerme eco de cualquier consigna corpotativa de grupos conformados por cleptómanos; hoy por suerte (y paradójicamente) la web ayuda bastante. Por eso, lo que digan el gobierno o los medios hegemónicos de la movilización del 8N, sinceramente me tiene sin cuidado, porque en definitiva, ambos bandos supuestamente en pugna defienden los mismos intereses.
Tampoco me creo esa suerte de paranoia escatológica de que "la derecha reaccionaria está detrás de la convocatoria", porque si fuera así, la enorme cantidad de gente que concurrió estría demostrado que la impostación ideológica del gobierno no sólo es maniquea e infundada, sino que es un fracaso rotundo, cuando en realidad oportunamente recibió un amplio apoyo electoral... Además, está claro que una buena parte de la derecha política argentina está en el seno mismo del gobierno; es más, siempre recurrieron a figuras de esa extracción para rellenar binomios presidenciales (2003: NK-Scioli, 2007: CFK-Cobos, 2011: CFK-Boudou). Lo concreto, lo fáctico, es que la movilización se hizo, fue contundente y el mensaje de rechazo general a los aspectos negativos de la política del gobierno fue claro, más allá de las interpretaciones subjetivas que cada uno haga de acuerdo a sus convicciones; en mi caso, como dije antes, no fui y no hubiera ido, pero tampoco hice arenga de ello ni manifesté un rechazo a la convocatoria, fundamentalmente por que considero que uno de los pilares fundamentales de la democracia es la libertad de conciencia y los reclamos populares no deben manejarse con criterios de sectarismo, por que en definitiva tal actitud nos termina jugando en contra a quienes militamos en movimientos sociales: bastante nos cuesta a nosotros que laburamos para convocar y/o sumar a nuestras causas a gente fuera de nuestro entorno asambleario y siempre somos los mismos los que vamos a las marchas, para mí es obvio que el poder político-económico continuamente nos está mirando enroscados en este tipo de disputas internas superfluas y se nos está meando de risa...

Algunos gestos recientes de acercamiento entre el PRO y el Frente para la Visctoria, no para acordar políticas de gestión de gobierno coordinadas (que es un poco lo que la gente también les inquiere) sino para cerrar negocios multimillonarios particulares que perjudican al grueso de la población. Ambos bandos que se muestran en pugna para la tribuna, ya demostraron entendendimientos al no confrontar abiértamente entre sí en las pasadas elecciones y al votar de manera análoga en temas de fondo, como el voto negativo a la ley de glaciares o el voto afirmativo a la ley antiterrorista. Aunque se intente ningunear o desviar del foco del debate, el no retundo a los acuerdos espúreos entre la dirigencia a espaldas de la gente fue un reclamo muy concreto de los tantos que fueron dirigidos hacia toda la clase política.


La simbología de las cacerolas

En más de una oportunidad había posteado que las cacerolas son para preparar alimentos, no para protestar, ese es talvez uno de mis mayores reparos a este tipo de expresiones. De todos modos, mi apreciación es subjetiva, sería dehonesto de mi parte no reconocerlo; por ende, entender la raiz simbólica de las cacerolas en estas movilizaciones es complejo y en efecto, cualquier apreciación al respecto va a terminar derivando en cuestiones cualitativas que van más allá del rigor que requiere cualquier tipo de análisis empírico.
Como todos sabemos, la utilización masiva de elementos de cocina en la protesta social tuvo su origen, o más bien su internalización, en los sucesos políticos y sociales acaecidos a fines del 2001, por ende es inevitable hacer una analogía de esos hechos con los actuales; donde de hecho ha de surgir, como en toda línea de pensamiento del revisionismo histórico, un sinnumero de similitudes y diferencias con la situación acutal, que tampoco voy a desarrollar ahora, porque si bien podría ser un tema de apasionante debate, partucularmente no me interesa desarrollarlo en este posteo.
Sobre el significado de las cacerolas tampoco nadie es dueño de la verdad: ¿falta comida en la mesa de los argentinos? y... en verdad a alguna gente sí, pero no a todos; de todos modos los precios de los alimentos en Argentina son cada vez más caros y tiene una carga impositiva y de costos de intermediación brutales. De hecho, la inflación fue uno de los reclamos más importantes del 8N porque la inflación constiuye de manera implícita, uno de los impuestos solapados que se les cobra específicamente a los pobres, más aún cuando los productos que más aumentan de precios son precisamente los alimentos, no así los artículos suntuarios, por ejemplo, que consumen exclusivamente los sectores más acomodados económicamente. Entonces, el reclamo contra el aumento generalizado de precios, que concretamente y en escencia, se está dando con mayor énfasis en artículos de primera necesidad que constituyen la pauta de consumo mayoritaria de las clases económicamente con más dificultades o ingresos menores, no sólo es un reclamo genuino, sino también solidario.
Otra línea de pensamiento sostiene que las cacerolas se emplean para hacer ruido, pero no el ruido de los bombos, que sonóricamente es armónico por ser en esencia  y en su origen un instrumento musical (más allá de la enorme simbología popular que tiene, condición que de ninguna manera puede dejar de ser reconocida), sino un ruido desparejo y de timbre agudo, que a modo de incordio, moleste y/o llame la atención a la sima de oídos sordos que detentan el poder y que se hacen los distraídos o pretenden minimizar el clamor popular.
Deshonesto sería, desde el punto de vista intelectual, asociar las cacerolas con la derecha o la izquierda, más allá del relato oficial al respecto que ciértamente muy alejado de la realidad está; y siendo que a todas luces es diverso el espectro ideológico de quienes las emplean para hacer ruido, tal como se vio en esta movilización. En síntesis, en mi caso, cuando oigo golpear una cacerola, es porque hay algún reclamo social de la índole que sea, que no ha sido escuchado mediante otras formas de protesta; como su significado y/o simbolismo es algo objetivamente indefinido, quedando muy librado su interpretaciónn a la subjetividad de cada uno, si yo en una próxima convocatoria de este tipo decidiera ir, preferiría llevar una pancarta o bandera, donde se pueden plasmar las consignas de manera clara y concisa.

El presunto alto grado de intervencionismo de los sectores reaccionarios minoritarios

Los que fueron a marchar lo hicieron por las consignas o la convocatoria de algunos personajes poco agradables, como por ejemplo Cecilia Pando o Alejandro Biondini? o por algún cartel desubicado que apareció por ahí? Definitivamente no, pero si a alguien le queda alguna duda, pues habría que dejar de conjeturar tanto y andar haciéndo generalizaciones infundadas y en todo caso indagar de manera abierta en la concurrencia. El sentido común revela irremediablemente que más de la mitad desconoce a estos personajes y (como en mi caso) sólo me entero de su existencia y sus acciones exclusivamente a través de la difusión que hacen en las redes sociales algunos grupos o pasquines afines al gobierno. Esta posición queda ratificada en la escasa convocatoria que tienen este tipo de personajes, tanto en su fugura, como en su línea de pensamiento y acciones que llevan a cabo ellos habitualmente.
En todo caso, si dentro de un reclamo genuino me encuentro con este tipo de personajes, muy amablemente le pediré que se vaya, intentaré dejarlo aislado o disputaré el espacio de lucha, no a las piñas como muchos esperan, sino haciendo valer mis consignas y dejándolos en evidencia.

La presencia de personajes que rayan lo caricaturezco, como el neonazi Alejandro Biondini, es tan anecdótica como la reciente designación por parte del gobierno nacional, de otro neonazi, Rodolfo Barra (condición ideológioca reconocido así por la comunidad internacional que oportunamente forzó su renuncia cuando era Ministro de Menem), como miembro del Consejo de la Magistratura, con la única y pequeñísima diferencia que Biondini no tiene la más mínima capacidad operativa ni autoridad conferida para tomar decisiones que afecten el interés o la vida de las personas y Barra sí.

Creo sinceramente que hay que ser un poco más inteligente y no dejarse arrastrar por esta suerte de caracterizaciones apresuradas emanadas del propio poder al que nosotros también nos oponemos, un poder que en escencia apuesta a la desmovilización social, para concentrar más poder: no se puede ser tan ingenuo al punto de ceder displicentemente un espacio de lucha popular, que tanto cuesta conseguir, basándose sólo en una supuesta teoría conspirativa que no tiene el más mínimo asidero, ni fáctico ni ideológico.

El papel de las asambleas de vecinos autoconvocados en la movilización del 8N

La no intervención y/o apoyo a una gran manifestación pacífica cuya principal consigna es el reclamo social contra las políticas y/o gestión del gobierno, entre cuyas principales premisas está la de consolidar y profundizar el modelo de saqueo y devastación de los bienes comúnes, llevado adelante por empresas y gobiernos a través de la megaminería, el fracking, los agronegocios, etc. actividades que traen aparejadas necesariamente contaminar el agua, el aire el suelo y a sus habitantes, indica, a primeras luces suscribirla implícitamente, salvo que, por supuesto, tal postura quede debidamente aclarada.
Las numerosas asambleas de vecinos autoconvocados existentes a todo lo largo ancho del país han demostrado con creces una entereza y fortaleza de lucha impresionante contra los caprichos del poder a lo largo de muchos años, porque a diferencia de otros grupos (y más allá de la veracidad de los argumentos expuestos en sus consignas), el voluntarismo y el sentido de pertenencia a esas luchas es persistente, mayúsculo y sobrevive a todo tipo de coyuntura política.
Sin embargo, esta vez se notó en algunos casos un posicionamiento ambiguo e ideológicamente inconsistente, con planteos fálsamente dicotómicos como "ni oligarquía ni neocolonialismo progre", cuando sabemos que en escencia esas dos caracterizaciones aluden a sectores análogos, cuando no los mismos de la política y la economía. No hace falta ser un politicólogo erúdito para entender que estas caracterizaciones apresuradas e infundadas terminan haciéndole el juego a la histeria discursiva disuasiva del gobierno que intenta imponer en la opinión pública toda clase de mitos sobre amenazas al régimen que en los hechos concretos no existen, más allá de la imaginación de algún nostálgico trasnochado, porque la verdad es que los personajes nefastos y grupos ultraminoritarios a los que permanentemente alude la obsecencia debida no sólo no tienen capacidad alguna para poner en jaque a la democracia argentina, sino que no formaron parte de la convocatoria original, además de que en términos concretos, su adhesión y/o participación, si es que la hubo, no tuvo visibilidad masiva alguna, más allá de la que le quisieron dar algunos acólitos de manera subjetiva y malintencionada.
Finalmente, fue muy evidente que los posicionamientos contrarios al 8N esgrimidos por algunos sectores de las asambleas de vecinos autoconvocados, quedaron un tanto descolocados, tanto dentro de sus propias filas, como en la opinión pública, en el hecho contundente de la notoria presencia que hubo de consignas contrarias a los agronegocios y la megainería en varias pancartas que pudieron verse en diferentes ciudades a lo largo de todo el país. Lamentablemente estos dos hechos públicos y notorios, contradictorios entre sí deja mal parada a la lucha, en especial al poder de convencimiento necesario para que la misma tenga contundencia, el cual se ve de por sí, vulnerado con tantas idas y vueltas innecesarias y desgastantes. Hubiera sido más práctico y sincero (y no tan forzado intelectualmente hablando) dejar libertad de conciencia dentro de las asambleas (así como se hace siempre en tiempos electorales, por ejemplo): el que quiere va y el que no, no y punto.

Integrantes de asambleas de vecnos autoconvocados de todo el país estuvieron presentes en los diferentes lugares donde se desarrollaron las movilizaciones del 8N, a pesar de los comunicados que se hicieron públicos en contra de la protesta. Las fotos fueron tomadas en las marchas de Bariloche Mendoza, Catamarca y Puerto Madryn. También han habido expresiones similares en La Rioja, San Juan, Comodoro Rivadavia, Córdoba y Buenos Aires, entre otras ciudades.

Muchas veces no se tiene claro que para cambiar el modelo, primero hay que empezar cambiando a quienes lo han planificado y actualmente lo defienden a capa y espada e implementan a como dé lugar. En la Argentina actual, la única forma de hacerlo es a través del voto cada 4 años, si desde al vamos estamos regalando ese capital social al poder político de turno o a otras variantes electorales análogas en cuanto a intereses económicos, como otros sectores que representan a la derecha, la oligarquía o la burguesía, pues va a ser muy difícil avisorar un cambio de rumbo...

A modo de colofón...

Antes de una ultima reflexión, no debemos olvidar que la opinión pública argentina siempre tuvo una alta carga de devaneo e histeria, cuya exteriorización sin dudas lo constituye los vaivenes políticos y electorales que todos conocemos en la historia de los últimos tiempos en nuestro país.
El gobierno está viendo (contrariamente a lo que exterioriza) que los debates políticos están ganado la calle y que precisamente su control se le está yendo de las manos, eso lo está desconcertando y poniendo nervioso. La reacción natural que han tenido es minimizar el reclamo y desacreditar la movilización con consignas igual de inconsistentes que a los sectores reaccionarios ultraminoritarios que en todo momento pretendieron hacer visibles sólo ellos, actitud que me hace recordar una frase de una canción de Divididos: "Salir a asustar te protege más, en esta, la era de la boludez..."
Por el otro lado, la oposición política no es capaz ni de canalizar los reclamos que se ecucharon ni de articular alternativas viables, fundamentealmente para salir de la crisis moral que padecemos actualmente, por ello es que desde el punto de vista simbólico hay una percepción genérica de que los valores de la democracia se están perdiendo, en el fondo eso es lo que la gente más salió a reclamar vivamente en una movilización multitudinaria por donde se la mire; no voy a hablar de cantidad o de comparaciones con otras, pero cualquiera que ve las fotos no puede dejar de reconocer que fue masivamente tremenda, y que las consignas fueron más democracia (no menos) con todo lo que ello implica, en lo simbólico y en la gestión.
  

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