Las recientes elecciones no arrojaron en los números un claro ganador, por más que algunos se empecinen en festejar y otros anden llorando a moco tendido o con caras largas, de todas esas caras las únicas justificables son las del gobierno, dilapidador del enorme caudal social trabajosamente conseguido hace no más de dos años, ahora ha podido comprobar que goza de muy escasa popularidad.
Estoy en desacuerdo con los "filósofos de cafetín porteño, trasnochados y despistados" que escriben en el P/12 y otros medios oficialistas, de atribuirle la victoria a la "derecha", (como si hubiese habido en la historia electoral argentina la posibilidad de que ganara la izquierda alguna vez?); espero que todos esos arrimados que hicieron creer a varios que esta farsa era un "proyecto nacional y popular" ahora no se arrejunten con Pino Solanas, porque flaco favor le van a hacer, van a terminar siendo como un salvavidas de plomo para él, espero que el Pino sea lo suficientemente astuto como para no aceptar tales venenosos convites.
La verdad y lo único concreto con el resultado de las elecciones, es que la gente está muy enojada de que le dibujen la realidad y de tanta corrupción y lo "más de lo mismo" que representa este gobierno y votó por un cambio, fijense que nadie ganó claramente, porque ciertamente la casi totalidad del arco opositor tampoco representa ese cambio que la gente espera de la política, los resultados son más bien una ensalada y no hay un ganador claro y contundente, el que diga lo contrario debería ir a tomar unas lecciones de aritmética.
Celebro lo del Proyecto Sur, una bocanada de aire fresco para la política rancia de estos días, me parece una buena propuesta, bastante auténcica, porque a diferencia de otras fuerzas políticas, han sabido recoger, canalizar y hacer propios los reclamos de las asambleas ciudadanas autoconvocadas, a las que el kirchnerismo ha perseguido, reprimido y criminalizado. Han denuciado los negocios de los kirchner con las mineras, las pesquerías, las sojeras, el despojo a los jubilados, el dinero de Santa Cruz y el resto de la oligarquia; y desenmascarar la falsa gestualidad democrática y progresista del gobierno, que logró atrapar, como cazabobo, a más de un zurdito despistado. Además tampoco se han metido en la interna peronista, el discursito trucho de unidad básica, los símbolos partidarios justicialistas, etc. y eso es muy saludable para la política, ojalá sigan así (aunque tengo mis dudas de que sean chupados, el Pino es muy peronista y necesariamente debería mantener ese discurso ajeno a su propuesta para no caer en más de lo mismo). Tampoco ha reproducido el nefasto y negligente discurso de la transversalidad, error que sí cometió, por ejemplo, Martín Sabbatella, que no es de mi simpatía y espero no se junte con pino solanas. Si cumplen con esas pautas, ojalá que sí, seguirán recibiendo mi aopyo.
Volviendo a los resultados electorales, y analizando un poco los números, teniendo en cuenta que ha votado 65-70 % del padrón y el kirchnerismo consiguió a nivel nacional 30% de los votos, el resultado da que los K han recibido el rechazo de más del 80% de la sociedad, por lo que constituyen uno de los gobiernos más impopulares de la historia argentina.
El fantasma del fraude sobrevoló en todo momento, quizás por eso es probable que hayan tenido que mandar a guardar algunas prácticas que deben haber tenido planeadas. Pero hay un fraude que persiste. El fraude de los Kirchner, como siempre, es ideológico y discursivo, por eso este gobierno quedará en los anales de la historia, no sólo como un gobierno exacerbadamente corrupto y oligárquico (como el de Menem, que es del mismo partido), sino también como mentiroso, por haber dibujado la realidad, a niveles de fantasía nunca vistos.
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