Abusadores del Estado (de todos) en provecho propio, los empresarios pesificadores devaluadores han escalado a la categoría de 'burguesía nacional' por capricho de un matrimonio presidencial que de trabajo conoce poco porque hizo su fortuna a base de renta financiera + renta inmobiliaria. Los argentinos están 'en el horno' porque las opciones son falsas y se circunscriben a cómo comprar/extorsionar/alquilar el gobierno de turno: así, la democracia representativa ha devenido en una estafa nacional. (Edgard Mainhard)
Lapidario el gringo no? pero mal que nos pese a todos los connacionales, así es como nos ven del otro lado del charco, no por exceso de fabuladores, nada de eso, es mucho, demasiado, infinítamente más simple: es lo que la acción o inacción de un Estado deliberadamente bobo (porque naturalmente no es así) exterioriza, con un andamiaje especialmente diseñado para perpetuar el saqueo y la destrucción, de los bienes de los ciudadanos, de los recursos naturales, del patrimonio inmaterial, de las conquistas populares, en definitiva, de todo lo que es nuestro y quiere ser extirpado y apropiado por manos que no son para nada anónimas. Es ante ese despojo que se reacciona, de las más diversas formas, teniendo en cuenta la diáspora generalizada que constituye la ciudadanía local, quizás por eso la respuesta está lejos de ser homogénea y contundente, y siempre al final de cuentas las cosas siguen sucediendo.
Las manos apropiadoras nunca son anómimas, "manos negras" o "ladrones de guante blanco" figurativamente sus calificativos opuestos son tonalidades que expresan lo mismo e intentan cubrir con impunidad la arquitectura del despojo, pero esas manos tienen dueños con nombre y apellido porque siempre dejan sus marcas dactilares en en la escena del crímen.
La falta generalizada de involucramiento es quizá el principal síntoma de depreciación del sistema representativo republicano y federal que en teoría está vigente en la estructura estadual impuesta para el pedazo de territorio en el que nos toca estar quemando nuestra existencia. Esta persistente acción evasivo-resguardatoria de la integridad individual se ha vuelto una suerte de parafilia maniática y viciosa, porque precisamente el libre ejercicio de la vocación ciudadana implica necesariamente toda clase de padecimientos, más de los que el propio sistema nos depara para mantenernos alienados y en fila, implica esfuerzos adicionales para nadar contra la corriente, más de los que devenga el diario sobrevivir.
La subducción de masas no es un fenómeno méramente geológico, porque siguiendo con la figuración, la epirogenia ascendente del descontento generalizado crispa hasta las más despreocupadas epidermis de la runfla aristo-burro-crática (denominada corporación político-empresaria) que se arroga el papel de iluminar los destinos de la sociedad, cuando hasta el más innato desentendido puede darse cuenta que eso es sólo una excusa para incrementar la propiedad privada personal.
Quien otrora, muy otrora, en lo que pareciera una lejana y extirpada dimensión, denunciaba el "Robo para la Corona" y "los frutos prohibidos del árbol de la corrupción" ahora, borrando con el codo lo que escribió con la mano, pretende sostener que esa misma corrupción de la corporación político empresaria gobernante es "
Estructural" o sea intrínseca al sistema, esa elite pseudointelectual renegando de su pasado afín a las ideologías de izquierda, nos quiere hacer ver que los vicios de la política son indefectiblemente necesarios para garantizar la gobernabilidad, como si la gente comiera vidrio, vió? Pretendiéndo hacer la vista gorda a la devastación del territorio, (física e intelectual, porque no sería posible una sin otra, obviamente), a la remanida y trillada historia de los espejitos de colores que ahora es más palpable y perceptible que en tiempos poscolombinos, a la mega-estructura oficial creada exclusivamente para garantizar la vulnerabilidad fiscal que permita la consumación sistemática del delito como herramienta de dominación social, pareciera ser que el que roba más en menos tiempo es el que tiene el privilegio de gobernar. Pero en definitiva prácticamente no hay razón para sorprenderse, es más, es lo lógico, silogismo del designio o signo de estos turbulados tiempos (y turbulencia es muy parecido a turbiedad), para robar hay que ser muy vivo y para llegar al poder y gobernar también, es una cuestión transitiva, es la obviedad que el sistema refleja y es lo que a todo el mundo le tiene que entrar en el bocho, por las buenas o por las malas.
Si deliberadamente no se quiere comprender con un criterio mínimamente empírico y ante la interminable lista de evidencias, la escencia de los negocios que, cual categórica hoja de ruta, regulan el ejercicio del poder, difícilmente existan herramientas o metodologías viables para resolver los problemas del colectivo social. El hecho de asimilar como pilar del régimen los vicios de la política es la principal prueba de ello y no es precisamente una condición casual o consecuente del libre albedrío o del azaroso devenir.
No hay que ser demasiado astuto o pesrpicaz para darse cuenta porqué "nos pasa lo que nos pasa" Pareciera ser que, lamentablemente, esa astucia o perspicacia no es puesta en práctica para encontrar las solcuciones o al menos elaborar un plan para llegar a ello.
Y cuál es la respuesta ante tanta violencia ejercida de hecho de las más variadas e inimaginables formas? y... si se siembra violencia, esta crece, se reproduce y así estamos como estamos, no hay que darle demasiadas vueltas, el análisis es muy sencillo y no requiere demasiado esfuerzo intelectual. Parte del silogismo mencionado antes es creer que difícilmente las demandas del colectivo social vayan a ser erogadas por quienes imponen ante ello sus ambiciones personales, en especial en aquellos aspectos materiales, el incremento exponencial de la propiedad privada en ejercicio de las funciones públicas genera ciertas pautas de ostentación asimilables a las más enconadas exteriorizaciones de la aristocracia y esas ostentaciones ante una coyuntiura de desigualdad creciente es ni más ni menos un modo de ejercer violencia contra las masas.
Hoy todos tuercen el debate para tildar de cohercitiva la protesta social, cuando en realidad eso es una acción estímulo-reflejo de esa violencia impuesta a la que nos referimos. La capa de maquillaje para tapar la "corrupción estructural" es tan gruesa, fastuosa y pesada que indefectiblemente termina descascarándosey cayendo a pedazos, y cuando la gestualidad ficticia deja de ser un artilugio ante la desnudez y el desacro oficial, llega la imposición, mano dura, represión, judicialización, criminalización, son las únicas respuestas del gobierno ante la crecientes demandas sociales desatendidas, nada que implique resolver los problemas de fondo, porque, claro, así gobernar ya no sería un negocio para los políticos de turno, por eso Argentina es como una especie de "
gran fe de erratas" una democracia trucha, una republiketa bananera.