Como ya he dicho repetidamente en anteriores publicaciones, las utopías son macabras, ya que encierran la maldición de los hechos y las cosas irrealizables, inalcanzables, inasibles.
El resto, esos que "se mueren sin saber por qué" esperamos unidireccionando la visión desde abajo hacia arriba, sin interactuar, como una suerte de dimensión fractal, multiplicidad de constructos inconexos, estesia de la fatalidad.
La fuerza pública no le fue de ayuda. En realidad, había convocado a los auxiliares de la justicia, la tortura uniformada; el brazo armado de la ley. Pero salió verdaderamente, la pública fuerza a su defensa.
Entre el grupo de notificados del desalojo, "Lanzamiento", como circunspecto, clonaba con el mismo tono de voz, algunos le hicieron una propuesta.
A usted le exceden las medidas lineales. Ni hablar de las superficiarias. Sólo piensa en el valor por metro de tierra ahogado con pisos y pisos de cemento.
Lo rodearon los más jóvenes junto a los más ancianos. Un cortejo de nietos y abuelos amalgamando extremas reacciones.
Teníamos un proyecto en estas tierras. Teníamos todo calculado. Mejor que las inmobiliarias, mejor que los ingenieros. Mucho mejor. Más rentable, optimizamos el espacio. Optimizamos cada dimensión, planeamos en base a su desesperanza de vida, creciente.
¿Usted dice que éstas son hectáreas, metros, decímetros cuadrados? Bien, nosotros decimos. Edificaremos por volumen. El precio será acorde a la cantidad de aire que tenga disponible alrededor del cuerpo el habitante. Por ende, podrán acceder a viviendas unipersonales y dignas muchos inmigrantes pobres en países ricos. A su vez, los ricos de entre los ricos, podrán subdividir el ostento en el que viven construyendo cubículos donde estar seguros.
¿No es el resguardo de lo propio contra la intromisión ajena, cada vez mayor, lo que apremia sus cortos días y sus añares de angustia?
Hemos encontrado la solución. También tenemos capitalizados los intereses condicionales. Por el momento, el costo comprenderá el rubro capacidad en general. Según lo que llene su vacío, será el revalúo de la edificación. Por el momento, estamos derrochando aire. Luego, mediante presión atmosférica y según su consumo tasado por especialistas, que además, resolverán la ecuación de su gasto metabólico; el aire que exceda a los objetos repercutirá en el precio final de la vivienda. Y claro está, si la deja vacía, nosotros somos okupas..., será multado por darle destino inaprovechable.
Lamentablemente, toda la inerte bazofia que ha vivido hasta el momento agoniza.
Y por cierto, piense qué pretende de su cadáver. Ya estamos negociando convenios con centros de ablación y experimentación. También algunos de nosotros, para su reposo espiritual, lo pueden asesorar sobre indulgencias.
Ah no no!!! Levanto la mano exigiendo la utilería / utilidad del uso del copyfacho!!!
ResponderEliminarVaya, si eso gustó. Vergogna se guarda.
Me interesó toco lo que hizo Mario Abed. Porque si te ponés en la actividad privada a construir propiedades privadas... hm, en el Este Menduco, no te sale eso. Ni siquiera para materiales da.
Me gustaría que realmente, se dé. Y sea benéfico desde quienes la construyen para quienes usen la propiedad privada. Es más, mucha de la gente que labura en construcción, no tiene techo hecho propio. Por ende, hasta podría haber un algo educativo - laboral de inserción (no de insertarnos cual brochette en el huerto como se ve a menudo en todo convenio - contubernio que arma la politiquería).
Da pa' mucho. Escuché muchas críticas -venidas de otro descolorido calor político- al proyecto de Abed.
Entiendo que quizá, la durabilidad no sea la misma. Pero, es una casa. Y nadie vive toda la vida en una casa. Sólo hay Una Casa que nos agua_nta. Y nosotros, no.
Veremos cómo sigue la onda.
Sí o sí, desde ya se merece un aplauso Junín (siempre adelanta a San Martín en todo, che) por la iniciativa.
Ah, estaba pensando en el costo IPV... (discutible) pero claro lo de Sta. Cruz es una encrucijada muy risible.